Cuando Pierrot queda huérfano debe abandonar su casa en París para irse a una nueva vida con su tía Beatriz, una criada de una rica familia austriaca. Pero esto no es una época cualquiera, ya que es 1935 y la Segunda Guerra Mundial se acerca rápidamente; y esta no es una casa común, ya que es Berghof, la casa de Adolfo Hitler. Pierrot se encuentra rápidamente bajo el ala de Hitler y es lanzado a un nuevo mundo cada vez más peligroso: un mundo de terror, de secretos y de traición del que nunca podrá escapar.
Mi Opinión.
Tenía ganas de leer este libro desde que leí El niño con el pijama de rayas y me gusto la pluma del escritor, quede con ganas de leer algo más de él, así que cuando lo propusieron en el club Oasis Literario no dude en apuntarme y ha sido una muy buena lectura.
Pierrot es un niño que queda huérfano a los seis años, durante unos días vive con la vecina de abajo de su edificio y madre de su mejor amigo, casi hermano, pero ella no puede cuidarlo así que lo manda a un orfanato, le escribe a una tía del niño que este no conoce y la tía decide mandarlo a buscar para que viva con ella en Berghof, donde ella trabaja como ama de llaves.
Pierrot tiene que sufrir muchos cambios en poco tiempo, hasta sus seis años era un niño feliz que vivía en París, jugaba con su mejor amigo, de repente pierde todo eso y es llevado a tierras alemanas, en unos tiempos bastantes difíciles, Pierrot es un niño dulce e inocente pero poco a poco irá aprendiendo las crueldades del mundo.
Así somos partícipes del cambio de Pierrot , como va creciendo en la casa de la cima de la montaña, como va aprendiendo a olvidar lo que era antes, para irse convirtiendo en un alemán a la medida de Hitler, me han hecho falta estas conversaciones de ellos dos, esos momentos que pasaban a solas y que cambiaron tanto a Pierrot, quien también tuvo que cambiar su nombre para parecer mas alemán. Solo sabemos que pasaban mucho tiempo juntos cuando Hitler estaba en la casa pero no sabemos que pasaba entre ellos.
Las novelas narradas desde el punto de vista de niños me gustan porque nos presentan todo desde su inocencia y luego vemos como sus ideales, su comportamiento, su esencia se van transformando, hasta que cuando son más adultos ni ellos mismo se reconocen y después sólo buscan una manera de expiar sus pecados.
Pierrot es testigo de las crueldades planeadas y hechas por Hitler pero cegado por el sentimiento de grandeza y poder que siente a su lado lo ve todo bien hasta que abre los ojos y ve el daño que ha provocado.
Es una novela muy conmovedora, las historias ambientadas en esta época me gustan aunque me estrujan el corazón.
Solo me queda recomendarla, me ha gustado mucho, directa a lo que quiere contar, sin descripciones sobrantes, pero que para mi gusto siento que le faltan los momentos compartidos entre Pierrot y Hitler, una pluma ligera, personajes que no dejan indiferente.
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